TERREMOTO
8 de julio de 1730
Por el sur, los efectos directos del terremoto se hicieron sentir en Chillán y en Concepción, donde derrumbaron varios edificios y agrietaron los restantes, y se extendieron, con menos intensidad, hasta la plaza de Valdivia.
En las costas, los efectos se agravaron como consecuencia de uno de los mayores maremotos que registra la historia de los movimientos sísmicos, que abarcó desde el Callao hasta Valdivia. "El 8 de julio del presente año escribe el Virrey marqués de Castel Fuerte se advirtió en este mar la nunca vista novedad de elevarse lentamente hasta cubrir los parapetos y fuertes que resguardaban sus ímpetus, retirándose algunos pasos con la misma lentitud, lo que duró todo aquel día y parte del siguiente cuyo suceso fue sólo amago de la justicia divina. En Valparaíso el mar inundó las partes bajas y arrasó las bodegas más inmediatas a la playa o inutilizando 80.000 fanegas de trigo, que estaban listas para ser embarcadas. “En Concepción, las aguas, como en otras ocasiones, se retiraron media legua de la playa y, por cuatro veces, una ola gigantesca cubrió la parte baja de la ciudad, derrumbando todo lo que el terremoto había dejado en pie. A raíz del remezón de las 4 y 45 de la mañana, el mar hizo una tercera salida, mayor que las dos primeras, en la cual "entrándose por las plazas y las calles de esta ciudad, al retirarse dejó arruinadas de las tres partes las dos de sus templos, sus casas y sus edificios, llevándose consigo cuanto encontró dentro de ellos y lo que no Pudieron sacar las ondas lo dejaron sepultado en sus ruinas". El palacio de los gobernadores cayó a piorno: "Cayeron las cajas reales, la sala de armas y municiones, la veeduría general, la guardia principal, los cuarteles de caballería 'e infantería, las casas del ayuntamiento, las cárceles públicas, y en suma, de tres partes las dos de las más principales casas y edificios de esta ciudad con los graneros, las bodegas y tiendas de mercaderes." (Carta del obispo Escandón al rey.) La avenida "sacó encima de sus olas todas las alhajas que halló en las casas, capaces de boyar sobre ellas. Allí nadaban las camas, las sillas, mesas, las cajas, sin que nadie pensase más que en ver por dónde podía par, que algunos lo hicieron por las ventanas, porque ya el agua había ganado las puertas y no daba lugar para coger la ropa con qué cubrirse ni menos; y así muchos desnudos, como los cogió la noticia de la salida del mar, huyeron a los cerros; hasta el señor obispo, el doctor don Francisco Antonio Escandón, que al presente se halla de arzobispo en la ciudad de los reyes o Lima, a donde fue promovido desde Concepción". (Crónica jesuita)
Los temblores de menor intensidad siguieron repitiéndose, con cortos intervalos, durante catorce meses. (Legua aprox. 5 Klm.)